top of page

Mi adiós de Instagram (y posiblemente demás redes sociales)

El pasado 29 de Julio tomé la decisión de eliminar mi cuenta de Instagram. Atrás dejaba fotografías subidas a la red social desde finales de 2012, siguiendo la aplicación de moda y que a más velocidad crecía.

La novedad, así como el concepto de «imagen como mil palabras», me pareció en su día un acierto. No había vídeos, stories y tampoco esos dichosos reels que a fuerza de invadir nuestros feeds, terminamos mirando, uno tras otro casi de manera incontrolable e hipnotizados, siguiendo el contenido que el algoritmo considera que más se ajusta a nuestro nivel de estupidez.

Instagram, así como demás redes sociales, están mutando a una copia de TikTok, como así siguieron no hace mucho la moda de convertirse en copias baratas de Snapchat, cuando esta aún cotizaba al alza. Y en esos llamados reels, podemos ver desde gatos y perros haciendo cosas simpáticas, pasando por familias bailando coreografías absurdas hasta bromas pesadas (pasteles en la cara, sustos en la cama, etc.) También hay músicos virtuosos, cuerpos perfectos presumiendo los frutos de sus horas de entrenamiento, caras guapas. Muchas caras guapas, con y sin filtros, con y sin maquillaje. Tanto de hombres como de mujeres que, solo por ser guapas, ya cuentan con millones de seguidores y cientos de miles de likes y comentarios.



Las redes sociales fueron inventadas para socializar. Crear una comunidad virtual de gente que por razones geográficas no pudieran interactuar diariamente, perdiéndose así eventos como bodas, celebraciones y graduaciones.

Leía el otro día que las redes sociales como tal habían muerto y que en lo que se habían convertido era en medios de comunicación de contenido recomendado. Entre vídeo absurdo y vídeo gracioso, la publicidad se cuela. Los productos se venden y las marcas crecen… Todo ello gracias al análisis de nuestro comportamiento tanto en Internet como en Redes llevado a cabo por el algoritmo.



Como intento de escritor, Instagram nunca me ofreció demasiado, aunque reconozco que era de mis lugares favoritos para expresarme. No le supe sacar el partido adecuado a mi escaso contenido literario y tampoco me veía esclavizándome a pelear con un algoritmo, dedicando horas de mi día a conseguir mayor alcance y seguidores. Mi concepto de uso de redes siempre ha sido de perfil bajo: mantener a mis contactos/conocidos/amigos cerca, y ofrecerles pequeños trocitos de mi vida en forma de vídeos, fotos y reflexiones sin aspiraciones a convertirme en un influencer. El problema es que cuando el algoritmo y la tendencia actual se centra en ofrecerte contenido de gente que no son tus contactos, conocidos o amigos sino completos desconocidos, eso acaba ocurriéndoles a ellos contigo. No solo dejan de ver con la frecuencia que lo hacían tus publicaciones que con esmero compartes, sino que se van distanciando cada vez más de ti, de lo que haces, de tu mensaje, de tu marca y hasta de tu “amistad” por mínima que esta fuera.


El detonante de mi decisión a abandonar semejante putiferio de contenido estridente y de extraños ególatras fue comprobar que gente con la había tenido cierto contacto ininterrumpido desde hacía 10 años había, súbitamente —y que yo sepa, sin motivo alguno, de seguirme—. El vacío fue mayúsculo pese a que no hablábamos asiduamente. Porque yo sí los consideraba parte de mi entramado personal-digital. Diría que hasta de mi vida. Me pregunté qué hacía yo gastando horas de mis días que nunca recuperaré en crear una comunidad de seguidores que 1) en su mayoría no lee sobre lo que escribo, 2) me siguen sin saber que me siguen 3) me eliminan de sus feeds para siempre porque mi contenido les bloquea otro más atractivo (por absurdo que este sea).


Morir ya no es dejar de existir. Es no ser contenido rentable para un algoritmo.

Y ahí, en esa frontera definitoria, impositiva y deleznable es donde he decidido apearme para vivir el tiempo que me quede sin necesitar los likes de cuatro desconocidos.







26 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page